La trata y tráfico ilícito de personas, constituyen formas extremas de violencia de manera directa e indirecta contra la dignidad humana, es un crimen cruel que debe ser confrontado y combatido de manera integral por su profundo impacto en la sociedad, caracterizado por un crimen sin fronteras, en el cual todos los países están vulnerados, ya sea como sede de origen, tránsito o destino, o las tres simultáneamente. Las regiones de Latinoamérica tienen una problemática marcada con la delincuencia del crimen organizado que opera en todos los países, y para identificar, tratar, minimizar y prevenir esta problemática de alcance transnacional, se deben implementar acciones de impacto globalizado, dinámico y complejo, ya que estas corporaciones criminales no respetan ningún marco legal y operan con mucha facilidad en países susceptibles a la corrupción y la impunidad.