La trata de personas existe en diversas modalidades con el único elemento en común el cual es el abuso de la vulnerabilidad de sus víctimas, ya sean niños, mujeres u hombres. Generalmente, cuando se habla de trata de personas o de explotación, se suele asociar automáticamente con la explotación sexual e incluso en ocasiones con el trabajo forzoso, pero debemos saber que los fines de explotación van más allá de estas dos modalidades, existen otras modalidades de explotación dentro del fenómeno de la trata de personas, que aquejan a las víctimas de distintas maneras y en variados espacios.

 

Como lo menciona el protocolo de Palermo en su artículo 3:
… Esa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos.”