Las redes sociales hoy en día; tanto en el ámbito empresarial como en el ámbito personal, han sido una herramienta infalible y desarrolladora de cambios importantes en cómo los costarricenses han experimentado nuevas formas de trabajos, más accesibles y en la comodidad del hogar, además de las facilidades que han presentado las universidades, escuelas y colegios para cursar materias a larga distancia y la renovación en los pequeños negocios en compras por internet, entre otras numerosas ventajas. Sin embargo, tenemos el otro lado de la moneda; donde si bien es cierto a primera vista las medidas de control estipuladas por el gobierno y la alta presencia policial en las fronteras y principales calles de Costa Rica, parecen “disminuir la delincuencia”, pero lo cierto es que los traficantes de personas se han “ajustado a la nueva normalidad” y las redes sociales han sido utilizadas por estos delincuentes de manera especial, aprovechándose de la falta de fuentes de empleos de las personas durante la pandemia y el aumento del uso de redes sociales y otras plataformas para la búsqueda de empleos accesibles. Estas nuevas costumbres han sido un foco clave para que los traficantes puedan reclutar nuevas víctimas.
Tal y como a todos los sectores empresariales la crisis sanitaria por COVID-19, de igual manera ha afectado en cierto modo a los traficantes o captadores de víctimas para explotación sexual o trata de personas, ya que el cierre de bares, clubes sociales y salones de masajes, sus ingresos económicos disminuyeron, al igual que la forma “típica” de captación de víctimas, por lo que; como en todos los sectores de desarrollo, los captadores de víctimas de trata, han tenido que “modernizar” sus estrategias y la pandemia ha ayudado a desarrollar nuevas y mejoradas técnicas de captación de víctimas aprovechándose de la vulnerabilidad de las personas ocasionada por la crisis
sanitaria.
Estos delincuentes se valen de las vulnerabilidades, principalmente por la de falta de fuentes de empleo, logrando atraer con falsas promesas a sus víctimas; al haber perdido tantos puestos de trabajo, las redes delictivas logran aprovecharse de las personas que se encuentran desesperadas en búsqueda del alimento para sus familias, siendo aún las mujeres las principales víctimas de trata en el mundo.
En un esfuerzo por detener y disminuir la propagación mundial de la crisis sanitaria
actual, las medidas de control se han magnificado, pero no debemos dejar de lado los riesgos reales y concretos que la trata de personas genera sobre grupos o individuos en situaciones de vulnerabilidad, que no siempre son visibles ante los ojos de nuestra sociedad. Es necesario evitar que estos delitos se continúen dando en Costa Rica, se necesitan realizar campañas de concientización tanto en redes sociales como a nivel de las televisoras nacionales; con el fin de informar a la población costarricense para reducir y eliminar el riesgo de exposición de todos los ciudadanos, pero principalmente de las mujeres y niños, ante la trata de personas y explotación sexual. "La tecnología ha evolucionado mucho y la prevención sigue siendo clave".