Sabía usted, que la trata de personas es un delito que atenta contra la libertad y la dignidad humana; que, según datos de UNODC el 49% de víctimas de trata son mujeres y el 24% corresponde a niñas.
Ante este flagelo, en el año 2000 en Palermo Italia, se firma el “Protocolo de Palermo”, para prevenir, suprimir y sancionar la trata de personas, especialmente de Mujeres y Niños(as), con el fin de proteger y ayudar a las víctimas de dicha trata, respetando plenamente sus derechos humanos; y promover la cooperación entre los Estados Parte.
El artículo 3 del Protocolo de Palermo dice que, cuando hablamos de trata, no referimos a la captación, el transporte, el traslado o la recepción de personas, haciendo uso de la amenaza o la coacción, el rapto y el engaño; esto, para sacar provecho de condiciones de vulnerabilidad; asimismo, el consentimiento con fines de explotación intencional no se tendrá en cuenta y mucho menos si es de personas menores de edad (Costa Rica ratifica dicho Protocolo en el año 2002, mediante Ley N°8302).
Recordemos que, la trata somete a las personas víctimas a: explotación sexual, venta de drogas, explotación laboral, tráfico de órganos, explotación reproductiva, matrimonio forzado, adopción ilegal y actos delictivos.
Según el Informe País de Trata de Personas (2022) las personas víctimas de trata detectadas durante el 2022, fueron captadas por familiares, conocidos, grupos religiosos, redes sociales, con ofrecimientos engañosos.
Para que la trata de personas se constituya, deben existir tres elementos:
1. Un acto (lo que se hace)
2. Los medios (cómo se hace)
3. La finalidad (por qué se hace)
Por ende, los Estados Parte deberán hacer cumplir la Ley, adoptar medidas, políticas, programas para brindar asistencia y protección a las personas víctimas de trata; además de generar medidas de prevención para hacer visible lo invisible y evidenciar que la trata es un delito considerado como la esclavitud del siglo XXI.
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